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Casa RaRo en La Haima (Fernán Pérez, Cabo de Gata)

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Comimos muy bien en nuestra reciente visita al Cabo de Gata, pero si tuviéramos que hacer una única recomendación, por la calidad y elaboración de su cocina y por el encanto exquisito del lugar donde se ofrece, sin duda que esta Casa Raro en la Haima es nuestra favorita. La poeta y editora Rakel Rodríguez, de Ediciones RaRo, y el cocinero Emilio Gómez Fesser trasladaron, en el 2016, Casa RaRo, su "casa de comida y libros", a esta Haima marroquí ubicada en el complejo de Casas Rurales del Molino de Fernán Pérez. Esta hermosa pedanía de Níjar, de apenas 350 habitantes, aún conserva el encanto tranquilo del Cabo de Gata, a pesar de estar a sólo nueve kilómetros del desarrollismo de Las Negras.

Casa RaRo en La Haima de noche (foto de Ediciones RaRo)

Este molino (aquí cómo llegar) es un lugar muy literario, citado por Juan Goytisolo en su "Campo de Nijar": "Recortado contra el cielo, en un ribazo, se divisa un molino de velas, como los que giran en el campo de Cartagena, entre La Unión y Los Alcázares. Antiguamente había muchos en la región, pero, en la actualidad, casi todos se baten en ruina. El de Fernán Pérez rueda aún, con un crujido sordo, y desde lejos, parece una flor de pétalos inmensos y abarquillados". Rakel Rodríguez programa aquí numerosos recitales y presentaciones de libros y revistas, como "La Última", con textos de artistas que han terminado por residir, a tiempo parcial o completo, en este tan apetecible rincón creativo.

Recital de María Ruiz Faro en Casa RaRo en La Haima, 2 de junio de 2017

La poesía continúa su diálogo con la cocina que aquí se disfruta. Los manteles incluyen poemas de Rakel Rodríguez o portadas de los libros que edita RaRo. La propia Carta, en lo que tiene de poética recreación de la felicidad o del conocimiento vividos, recorre lo aprendido en los largos viajes por la cordillera andina o el sudeste asiático, así como la propia experiencia laboral de Emilio Gómez Fessel en una cevichería de Londres o en un restaurante en Hong Kong.


En las dos visitas que realizamos a esta Casa Raro en La Haima, probamos algunas especialidades que, muy bien armonizadas, ofrecían un chispeante viaje alrededor de su memoria del mundo.

Este Ceviche peruano, con leche de tigre de ají amarillo. Elaborado con corvina, se acompaña de motes de maíz blanco y unos chips de boniato frito.


Pudimos probar un chupito de esta Leche de tigre con ají amarillo:


En Carta tienen también un Ceviche mexicano, donde el pescado está macerado en lima y tequila. Se presenta en copa de cóctel, que se vuelca como un molde, en capas de guacamole, ceviche y tomate, que se acompaña de un chupito del jugo de maceración con tequila:


De entre los pintxos, en un formato de tamaño muy generoso, probamos este Bun de cangrejo. Realmente espectacular. Un bao bun negro, pan chino al vapor coloreado con tinta de calamar, que se rellena con carne de cangrejo rebozada en panko y frita, un instante, en aceite muy caliente. El resultado es una cobertura crujiente, quedando el cangrejo muy jugoso en su interior.


Probamos también sus Manitas de cerdo rellenas de Trompetas de la muerte. Plato muy elaborado: las manitas se cuecen, se deshuesan y se les da forma de rollo, con las setas del relleno en su interior. Se congelan enrolladas, cortándose en rodajas que se pasan por la plancha al momento de servirlas. El resultado es muy meloso. Se acompaña con una salsa de chile picante.


Entre sus platos del mundo, probamos estos Tacos de cochinita pibil. Tortillas elaboradas en el propio restaurante, con la carne de cerdo cocinada en achiote y desmenuzada. Se termina con cebolla roja, cilantro y el picante muy especial de un chile Scotch bonnet (boina escocesa) rojo, muy picante, con una potencia que puede alcanzar las 350.000 unidades Scoville.


Como plato asiático, escogimos este Curry rojo de albóndigas de buey y anacardos, que se acompaña de arroz Thai:


Terminamos con esta Tarta de chocolate negro, que elabora Rakel:



Algunas pistas para comer en Cabo de Gata

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Sin ánimo de abarcar más allá de una excursión de varios días por el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, un territorio con diez localidades, señalar algunos de los lugares donde comimos no deja de ser una pequeña muestra de las posibilidades de esta comarca almeriense. Destacamos aquí tres establecimientos, junto a la Casa RaRo en La Haima (al que ya le dedicamos un artículo aparte), porque en todos comimos muy bien, y porque, en conjunto, ofrecen una imagen bastante exacta de la gastronomía, la tradicional y la innovadora, que aquí se disfruta.



Restaurante Las Olas (La Isleta del Moro)

El Bar Restaurante Las Olas (c/ Peñón Blanco), en La Isleta del Moro, pequeño pueblo de pescadores donde Pilar Miró rodó "El pájaro de la felicidad". El local tiene sus mesas sobre la misma playa, con vistas al peñón que da nombre a la localidad.


Empezamos con un Picadillo de cebolla y jureles:


A continuación este Carpaccio de lecha (pez limón):


Como plato principal esta Cuajadera. Es un guiso de cebollas, tomates y patatas con diferentes pescados y otros productos del mar, con vino blanco y laurel, entre otras especias, que se elaborada en el horno. El que tomamos en La Ola llevaba trozos de merluza, atún, pez espada, corvina y calamares.


Bar La Plaza (Fernán Pérez)

El Bar La Plaza (Pza Andalucía, 2), en la localidad interior de Fernán Pérez, muy cerca de la costa de Las Negras, tiene una fantástica terraza, sombreada por árboles de día y refrescante de noche. Bar familiar, con un trato muy amable. Tapas muy generosas de tamaño a un precio imbatible.

Probamos estas Costillas de cerdo guisadas:


Y este espléndido Pulpo guisado (repetimos tres veces):


Bar Las Hortichuelas (Hortichuelas Altas)

El Bar Las Hortichuelas (c/ Andalucía, 8), en Hortichuelas Altas, es otro local familiar que, a la vez, provee de pan y algunos comestibles para las excursiones por las calas y playas. A medio camino entre Fernán Pérez y Las Negras. Amplio surtido de tapas con guiños a la cocina tradicional del poniente almeriense.

Probamos estas Huevas de merluza aliñadas:


 Sorprendente estas Caracolas aliñadas:


Pisto con huevo cuajado. Las verduras las cultivan ellos mismos, realmente deliciosas.


Puntillitas fritas:

Y terminamos con este Pez espada a la plancha. Un pescado que abunda en la comarca y que, como aquí, incluso se oferta en formato tapa.


Repuestas fuerzas, estos hermosos parajes son para andar por ellos durante horas y horas.




Restaurante Asador Cataria, Paisaje Culinario 2017

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Hemos vuelto a Cataria, Restaurante Asador del Hotel Iberostar Andalucía Playa, en Novo Sancti Petri, para conocer su Carta para la temporada de este verano de 2017. Como ya reseñamos en el artículo que le dedicamos a su presentación, el año pasado, sigue siendo una lujosa novedad en la zona este modelo de los grandes asadores vascos, en este caso especializado en pescados y mariscos de las costas gaditanas. Este restaurante depende, en su concepción y asesoramiento, del Restaurante Elkano, de Getaria, con una estrella Michelín desde el 2014. (Fotos de Marta S.)


El nombre de Cataria, o atalaya desde donde se otea el mar, dio origen a Getaria. Allí se ha formado Carlos Hernández, Jefe de cocina de Cataria, que trabajó en el madrileño Diverxo. Su equipo de trabajo sigue apostando por la filosofía del "Paisaje culinario", defendida por Aitor Arregui, gerente del Elkano, un concepto que implica cercanía y temporalidad, por escoger lo mejor en su mejor momento. En la propia Carta, como un guiño, los pescados y mariscos que se preparan a la brasa indican las coordenadas geográficas de Cádiz (latitud 36º, longitud 6º).


En la Carta encontramos los más conocidos grandes productos de la provincia, desde el langostino de Sanlúcar a la urta de roca o el atún rojo de almadraba, pero también otros grandísimos ingredientes que requieren un conocimiento más profundo de la provincia. Ahí también esas delicias, para rastreadores afinados, de los camarones de porreo, el borriquete, las verduras de Conil o los ostiones de estero, de Acuicultura Levante y Agua, en San Fernando. De este conocimiento, lleno de respeto por los ingredientes cercanos, se elige empezar la degustación con un pan del Horno La Artesa de Arcos, con harina molida a la piedra y masa madre, que combinan con un excelente aceite de oliva virgen extra ecológico de Sancha Pérez, de Conil.

En la Carta de vinos de Cataria, con unas cincuenta referencias de las más destacadas D.O., también hay muestras de ese escudriñar vinos importantes de esta zona, desde los generosos y blancos de Primitivo Collantes, de Chiclana, al Mahara, de los hermanos isleños José y Miguel Gómez. Para conocer el menú de esta Carta 2017, nos permitieron maridarlo con los excelentes vinos de Finca Las Caraballas, de Elías Redondo, en Medina del Campo (Valladolid), aportados por Juan Antonio Mena, del blog Tubal.

Los primeros platos, tres preparaciones distintas de la jurela real, llamada en otros lugares de la provincia jurel dorado, los maridamos con este vino joven Caraballas Sauvignon Ecológico:


Empezamos con un Tartar de jurela real de Sanlúcar, con vinagreta:


Seguimos con Jurela ahumada, en vinagreta suave, con cerezas y hojas de ostra (oyster leaves), una hoja de ensalada con aroma a ostras.


Terminamos la degustación de este pescado con una deliciosa Cabeza de jurela a la brasa. Un guiño a los orígenes del asador matriz, cuando en el Elkano de Guetaria se empezaron a asar, con el mismo respeto con el que se preparaban los grandes pescados, las cabezas de merluza, un corte considerado de descarte.


Seguimos con un Ostión de estero a la parrilla con escabeche suave de verduras. Los ostiones, de sabor más intenso que las ostras, proceden de la salina isleña de Santa Margarita. Se le da un golpe de calor a la brasa, que no desvirtúa su textura. El escabeche de verduras y algas lleva unas gotas de vino fino de Jerez.


Seguimos con un Gambón listado de Chipiona asado a las brasas. Lo maridamos, igual que los siguientes platos, con Caraballas Verdejo Ecológico.


Continuamos con Verduras de temporada (calabacín, cebolleta, puerro, tomatito) guisadas, sobre un jugo reducido de ave y jamón:


Pasamos a continuación al plato principal, un Bocinegro asado en la parrilla de brasas. La técnica estrella de este Cataria es su parrilla de brasas. La parrilla es regulable en altura y se controlan las brasas para que no estén tan intensas que quemen la piel. El pescado, rociado con un secreto de la casa matriz que llaman "agua de Lourdes", se asa en besuguera, un utensilio que permite girar el pescado las veces necesarias, sin que se pegue la piel a los hierros. El proceso total puede durar casi media hora.


El resultado final es este Bocinegro a la brasa, con la piel crujiente e increíblemente jugoso en su interior:


Tan sabrosos quedan los lomos del pescado como su cabeza, que se sirve aparte:


Terminamos la degustación de parrilla con esta Ortiguilla a la brasa. Se sirve en la concha de ostión en la que se le da un leve golpe de calor en las brasas. Lo justo para que se conserve su textura gelatinosa y explote, con toda su excelencia de mar yodado, en la boca. Espectacular. Una verdadera sorpresa que mejora mucho la habitual fritura de esta anémona, que si se seca pierde toda su fuerza.


Para la parte dulce de esta degustación tomamos este Champagne Sainte Anne Chartogne-Taillet, de uvas Chardonnay y Pinot Noir:


Tomamos el Helado de queso y granizado de albahaca con infusión de frutos rojos y cardamomo:


Y finalizamos con su Tarta de queso azul:


Restaurante "Bebo los vientos", Cádiz

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El Restaurante Bebo los vientos, del grupo Arsenio Manila, está situado en la misma arena de la playa Victoria de Cádiz, a la altura del Paseo Marítimo, 11. Su ubicación playera y su espíritu desenfadado hacen que conserve ese aire de chiringuito relajado, sin etiquetas, que, en su crecimiento como local de restauración y copas, tan bien ha conservado.  (Fotos: Mercedes Ruiz)


Sin perder ese encanto, su cocina es tan brillante como la de los otros restaurantes del grupo. Lo hemos visitado justo cuando cambia de carta para preparar los meses de más ajetreo veraniego. Una apuesta por una cocina muy fresca, con diversas ensaladas y sopas frías; con mucho pescado, a la brasa o ese frito que espera encontrar quienes nos visitan; carnes también a la brasa y guisos de arroces y fideos muy gaditanos.


En esta visita, empezamos con este Paté de la Sierra, que incluye queso payoyo.


Seguimos con un Ceviche de atún rojo, que incluía algas wakame y pepino, además de la clásica cebolla roja y la acidez cítrica de la receta.


También a compartir, estas Papas aliñás del día, con atún, perejil y cebolleta al aceite de oliva virgen extra:


Probamos esta McCorvina, una hamburguesa de 150 gr. de carne de corvina que lleva también dátiles, zanahoria, cebolleta, panceta, queso cheddar y mayonesa de ostras. Se sirve con patatas fritas.


Como plato principal tomamos este Arroz marinero. Toda la comida la acompañamos con manzanilla fina de Sanlúcar.


Venta La Capilla, Chiclana

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Visitamos la Venta La Capilla (C/ La Vid, 6), en Chiclana. Establecimiento familiar que toma su nombre de una capilla dedicada a Jesús del Camino, justo junto al bar. Cocina de guisos caseros de gran honestidad, con una imbatible relación calidad/precio, que se sirven por tapas o medias raciones. Para sentarse, además de unas mesas junto a la barra, tiene un buen patio trasero bajo parras.


Probamos su Gazpacho, espeso y bien provisto de tropezones:


Ensaladilla rusa:


Chocos fritos:

Guiso de papas con huevos de choco en ajo verde:

Riñones al jerez:

Carne al toro:

Restaurante La Cantera (Algeciras)

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Hemos visitado el Restaurante La Cantera (carretera Cádiz-Málaga, 32), en Algeciras. Toma su nombre de su situación, en la rotonda de Los Pastores, frente a la cantera de Los Guijos, que empezó a explotarse en 1917 para surtir de materiales para construir el rompeolas de la Isla Verde. El local es sencillo, manteniendo la decoración de su origen de venta de carretera, y destaca por ofrecer un pescado fresquísimo. Y, por lo mismo, sujeto a lo que entre. En esta ocasión no pudimos probar su famosa gallineta frita, que ya conocimos en una visita anterior.


Empezamos con unos Tomates de su huerta aliñados con melva:


Probamos uno de los platos importantes de esta venta-restaurante, sus Plumitas fritas, unos camarones que se comen con su piel, finísima. Se acompañan de tiras de pimientos verdes fritos:


Seguimos compartiendo frituras de pescado: unos Boquerones macerados en limón, ya desespinados, acompañados de Salmonetitos de roca:


Terminamos con unos Filetes de gallo fritos. Se acompañan de patatas fritas, pimientos asados y tomates a la brasa.


Algunos apuntes de Cocina Malaya (I)

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En Malasia conviven, además de un diez por ciento de diversas etnias indígenas, otros tres grandes grupos de población: malayos, chinos e hindúes. Éstos últimos traídos, hace unos doscientos años, como trabajadores baratos, por el gobierno colonial británico, para explotar las riquezas de caucho y estaño del país. En este tiempo, cada comunidad, muchas veces con territorios muy marcados, ha seguido realizando la cocina de sus orígenes, aunque con las lógicas transferencias entre ellas. Sí existe, además de esas cocinas, una cocina propiamente de fusión, la nyonya, que practican los peranakan, o descendientes de inmigrantes chinos que se casaron con malayas, estableciéndose principalmente en la isla de Penang, al noroeste de la península, y en Malaca, además de quienes pasaron a Singapur o Indonesia.

Platos de etnia malaya
Constituyen poco más de la mitad de la población de la Malasia peninsular. Su cocina es muy parecida a las islas más cercanas de Indonesia, principalmente las de Java y Sumatra, con influencias de los países con los que comparte la península de Indochina.

Empezamos viendo algunas variedades de fideos fritos (mee goreng).

Este Mee Goreng Kampung (se podría traducir como "fideos fritos de pueblo"), es muy frecuente. Lleva pequeños trozos de pollo o gambas y vegetales, como col repollo, zanahoria y espinacas de agua. En el rehogado de estos ingredientes se añade salsa de ostras, de soja dulce (kecap manis), vinagre de arroz, sal y un poco de azúcar de palma, además de chiles frescos y sambal, según el gusto picante. Les gusta completar el plato con un ingrediente crujiente, como chalotas fritas (bawang goreng) o galletitas de camarón (keropok). También un toque fresco, como virutas de pepino cortadas con su piel.

Estos son Mee Goreng Lakna, con diversas verduras que cuecen en un caldo con salsa de ostras y engordado con almidón de maíz. Se termina con chalotas fritas.

Aquí, unos Mee Goreng Makanan Laut (Fideos fritos con frutos de mar). En el refrito se utilizan gambas y calamares.


Para estos Kway Teow Goreng Makanan Laut, se utilizan cintas de pasta plana (quedan de textura más blandos) y la misma preparación anterior.

Estas recetas pueden aplicarse también al arroz frito (nasi goreng), con el que normalmente se aprovechan las sobras del día anterior.

Muy interesante es este receta de arroz frito envuelto completamente en una tortilla: Nasi Goreng Pataya.

Esto es un Nasi Goreng Kampung, como la receta ya vista para los fideos, con trozos de pollo y verduras en juliana. El plato se suele acompañar de un huevo frito.

Este es Nasi Goreng Ayam (arroz con pollo frito).

Los puestos de cocina callejera, donde muchas veces uno mismo puede componerse una especie de plato combinado, permiten probar muchas recetas distintas y hacer una primera aproximación a preparaciones muy sencillas.

De un puesto de cocina de étnia malaya, que incluía además una parrilla para pinchitos o satés, en el barrio de Chinatown de Kuala Lumpur, escogimos estas dos composiciones de recetas distintas.

Vemos un Pescado picante a la parrilla (siempre los cocinan muy hechos), aderezado con una Sambal, salsa de chiles. Según la web Gastronomig existen más de 300 variedades de salsas Sambal. El plato incluye también un huevo cocido duro, que se cubre de la misma salsa picante; Tempe tahu, tofú rebozado y frito; un gambón, cocinado en una salsa dulce y picante; y una extraordinaria Ensalada de piña y pepino, que puede llevar otras hortalizas (e incluso pequeños camarones recién fritos) y se aliña con vinagre de arroz, zumo de lima, guindilla roja fresca a rodajas y azúcar de palma.

En el segundo plato, combinamos un Pescado frito, unos chipirones guisados en salsa picante, un cangrejo de piel blanda (acaba de completar su muda) frito y, un refrito de fideos y judías verdessitam, que pueden llegar a casi un metro.

Algunos apuntes de cocina malaya (II): étnias chinas e hindúes

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La existencia en Malasia de una importante población de origen chino (casi un 24 %) e hindú (un 7 %), habitualmente en comunidades bastante herméticas, hace que que no pueda entenderse una única cocina malaya sin contar la que practican estos grupos étnicos. Aunque los primeros chinos llegan sobre el siglo XV, la principal llegada de chinos e hindúes comienza a principios del XIX, cuando el gobierno colonial británico necesita y recluta mano de obra barata para explotar las riquezas de caucho y estaño del país. Esta llegada, en diferentes oleadas de inmigración, continuaría hasta mediados del siglo XX. Ahora los inmigrantes llegan desde la cercana Indonesia.

Cocina etnia China:
Según el profesor Díaz Larrea existen, según el lugar desde dónde emigraron sus antepasados, cuatro grandes grupos étnicos chinos malayos, de mayor a menor población:
  • Hokkien, procedentes de la provincia de Fujian. Su cocina es ligera, con preferencia por el sabor umami. Utiliza salsas de pescados fermentados, de ostras, cacahuetes y unos fideos misua, tan finos como los vermicelli pero hechos con harina de trigo. Hacen un gran uso de sopas.
  • Hakka, aunque procedentes del norte de China terminaron asentándose en el sur. Cocina salada, grasa y aromática. Cocción al vapor y salteados. Utilizan muchos alimentos fermentados.
  • Cantoneses, de las provincias de Guandong y de Guangxi, además de la región de Hainan, que llegaron contratados como cocineros. Una adaptación de esta cocina cantonesa es la que practican la mayoría de restaurantes chinos en Occidente. Comida de aroma y sabores suaves, poco picantes. Tienen una gran cocina del pescado, hecho al vapor y muy poco aderezado.
  • Ming Dong, de Fuzhou (Fujian)
También es importante la diferenciación que hacen en la propia Malasia, según el grado de integración. Los Peranakan Chinos, hablan malayo y asumen sus costumbres, y por tanto, tienen una cocina que interrelaciona con la malaya; llegando, en el caso de matrimonios mixtos, a crear una cultura y cocina diferente, de fusión, la nyonya, de la que hablaremos en un próximo artículo. Existen también comunidades,que se autodenominan Puros Chinos, que conservan sin mezclar sus tradiciones de origen. Esta pequeña introducción nos permite situar algunos de los platos de estas cocinas que probamos en Malasia.

Aquí una Sopa de fideos y ternera, que incluye espinacas de agua. Tomada en un patio de comidas del barrio Chinatown, en Kuala Lumpur. Las sopas las preparan con huesos y carne que cuecen durante horas, sólo reponiendo el agua que se evapora. 


En el mismo local probamos este Pollo con arroz de Hainan. Toma el nombre de la isla del sur de China de donde procedían estos inmigrantes. El pollo tradicionalmente se cuece entero en un caldo de huesos de cerdo y pollo, que se reutiliza continuamente. En este caso, en una variante frecuente en puestos callejeros de Malasia y Singapur, el pollo está asado aparte. Para cocer el arroz se utiliza otro caldo de pollo distinto, con jengibre y ajo, junto a otras hierbas y especias, dando un arroz aceitoso y aromático. Se acompaña de rodajas de pepino y una salsa de guindillas y un tazón del caldo aceitoso de cocción del arroz, con cebollino. Aquí la receta (en inglés).



Con casi los mismos ingredientes se preparan estos Fideos con pollo y kai-lan, o brécol chino.


En un puesto callejero de Georgetown, en la isla de Penang, probamos este surtido de Dim Sum, unos bollitos de masa que envuelve un relleno, hechos -en este caso- en vaporeras de bambú. Son de origen cantonés. Éstos son del tipo Ha Gao, de harina de tapioca y con terminación en forma de hatillo. Los probamos rellenos de pollo, cerdo, vegetales y gambas. Para conseguir colorear la masa que envuelve se utilizan, según la calidad del producto, o colorantes o ingredientes naturales (jugo de betabel, tinta de calamar, etc.).


En el restaurante Nasi Ayam Kam Kee, en el barrio Chinatown de Kuala Lumpur, probamos estos Squir Salt & Pepper (sólo sabemos transcribir su nombre en inglés, aunque la Carta era bilingüe), una receta cantonesa de calamares rebozados. Se maceran previamente en vino shaoxing y aceite de sésamo, y se rebozan en una mezcla de harina de trigo, semolina, harina de maíz, sal y pimienta blanca.

En el mismo local, probamos este Deep Fried Sweet & Sour Fish, o Pescado frito en salsa agridulce. El pescado (macerado antes con salsa soja y aceite de sésamo) se reboza en harina de maíz y se fríe entero, dejándolo crujiente. Se rehogan pimientos, tomates y jengibre fresco y se cubre con una salsa que mezcla ketchup, vinagre, chiles, salsa de ostras, azúcar, sal y agua. Al pescado se le dan unos hervores en esa salsa.


Cocina etnia Hindú:
También los hindúes llegaron a Malasia como mano de obra barata desde principios del XIX. La gran mayoría procedían de regiones del sur de India, principalmente de etnia tamil de Madrás (Chennai), aunque también había inmigrantes de Telangana, Karnataka y Keralá. Del norte, llegaron desde Punjab y Bengala. En la cocina del sur de la India el arroz tiene una gran importancia, con un uso mayor que el de acompañante de currys. Se utiliza aceite de girasol y, mucho, de coco, un ingrediente muy presente en esta cocina. En el sur se prefiere usar especias e hierbas frescas, con mayor predilección por los platos picantes, con mucho uso de chiles y del tamarindo. Estas características, muy generales, las encontramos en platos hindúes en Malasia.

Un pan plano del sur de la India, la porotta, se ha convertido en el más destacado desayuno malayo, el roti canai, por el nombre hindú de pan (roti) y la ciudad de Chennai, de donde procedían estos inmigrantes. Los rellenan principalmente con ingredientes dulces, como leche condensada, chocolate o miel. También pueden llevar rellenos salados.

Probamos, en la isla de Kapas, en la costa Este de la península malaya, este Roti boom, redondo, grueso y elaborado con mantequilla:

Y, en el mismo lugar, este Roti pisang, más fino y textura como la de una crepe, relleno de plátano.


Un tipo de roti, pan plano indio, es el chapati, hecho con harina integral, agua y sal. Este Chapati Chicken Roll, que probamos en un patio de comidas hindúes en Georgetown (isla de Penang), tiene un relleno picante de pollo. Se acompaña de una salsa de curry.


En el mismo local probamos este Cordero Peratal, un curry que señala su origen tamil con el uso característico de la verdura moringa, en su lugar de origen murungai-kaai y en malayo kacang kelor. Es un curry de receta (en inglés) muy compleja que incluye una pasta de chiles (jengibre, ajo, hierba limón, cúrcuma y chiles secos), cardamomo, anís estrellado o clavo. Como los currys del sur de India, el cordero, que debe cortarse de forma que incluya también su tuétano, se termina de cocer en agua.


En Kuala Lumpur probamos este Kari sotong, un curry de chipirones, que también se puede realizar con calamares, chocos o pulpo. En su receta (está en malayo pero, aunque el traductor es malo, permite hacerse una idea de ingredientes y técnica), se incluyen, entre otros ingredientes, pasta de camarones, chile en polvo, canela en rama. Los chipirones se cuecen en leche de coco. El plato lleva verdura okra, que le da una textura gelatinosa.




Este plato es otro curry de cordero, un Kari Kambing. La receta (aquí en video, subtitulada) incluye ingredientes, entre otros muchos, como jugo de pepino, cúrcuma, cilantro en polvo, comino, nuez moscada o hierba limón. El cordero se cocina en leche de coco.






Algunos apuntes de cocina malaya (y III): Cocina Nyonya

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Junto a las cocinas de las comunidades malayas, chinas e hindúes, con interrelaciones entre ellas, como ya hemos visto, en las zonas donde, a partir del siglo XV, llegaron los primeros inmigrantes chinos a Malasia (Penang y Malaca), además de Singapur y algunos lugares de Indonesia, se creó una auténtica cocina de fusión, fruto de la unión entre estos chinos, principalmente del Sur, y mujeres malayas, pues hasta mediados del siglo XIX no comienzan a emigrar chinas a Malasia. Esta cultura Peranakan (que podría traducirse como "nacido en el país") es conocida como Baba-Nyonya (hombres-mujeres) o, simplemente, Nyonya, por ser las mujeres quienes la transmitieron durante siglos. Son chinos que hablan malayo y están integrados en las costumbres del país, a diferencia de otras comunidades chinas cerradas. En la cocina nyonya se usan ingredientes y técnicas chinas con sus equivalentes malayos. Y está condicionada por otras cocinas cercanas. Así, en el norte, la isla de Penang o los estados de la costa Este de la península, asume especias e ingredientes de la cercana Tailandia. En el centro, Malaca, y en Singapur, la principal influencia es de la cocina indonesia.

Esta fusión alcanza un nivel muy destacado en la elaboración de sopas. Como ejemplo de cómo cambian las recetas de un lugar a otro, la popular sopa de fideos Laksa (que viene a significar "muchos", por la cantidad de ingredientes), en la isla de Penang es Assam laksa, una sopa de pescados azules que lleva tamarindo (assam), por influencia tailandesa. En Malaca, esta sopa es conocida como Laksa lemak y lleva leche de coco, pudiendo cocinarse con pescados, gambas o pollo.

Hemos probado dos recetas de Assam laksa. Esta primera, tomada en el restaurante Quizinn del aeropuerto KLIA2 de Kuala Lumpur. (Por  cierto, sorprendente el alto nivel de la restauración en los aeropuertos de Malasia). El caldo está elaborado con caballas y lleva, entre otros, jengibre, tamarindo seco y en jugo, fideos de arroz, chalotas, hierba limón, galanga, chiles frescos y pasta de camarones. Se adorna con huevo duro, pepino en tiras, cebolla en juliana y un buen puñado de hojas de menta o hierbabuena.


En el restaurante de cocina nyonya Daily Kopitiam, en la capital, Kuala Lumpur, probamos este Penang Asam Laksa, muy similar, pero usando tallarines de arroz. También tenía la acidez del tamarindo.


Como otro ejemplo de sopa extraordinaria, esta Kampar Beef Soup que probamos en el aeropuerto de Terengganu, estado musulmán de la costa Este de la península malaya. Una sopa que recordaba, en sabor, a los pucheros andaluces. Elaborada con carne magra y menudo de vaca, albóndigas de pollo, apio y nabo. Llevaba tallarines de trigo. He visto que, en algunas recetas publicadas, el caldo incluye anís estrellado y palo de canela, pero en la probada esos sabores eran muy sutiles.


En el mismo restaurante de ese aeropuerto de Terengganu probamos esta otra sopa, una Ngiu Chap. También incluye distintos cortes de carne magra de vaca y albóndigas de pollo, junto con fideos y brotes de soja. Está especiada, entre otros muchos ingredientes, con pimienta de Sichuan, comino, canela y jengibre, con una salsa de soja dulce.


Otras recetas donde se aprecia esta fusión es en los platos de fideos o noodles. En el ya citado restaurante Quizinn del aeropuerto KLIA2, probamos este Wanton Mee Dry. Como su nombre indica, es una versión seca de una receta que también se presenta con caldo. Incluye un wanton, de masa de harina de trigo muy fina, hervida y rellena de carne picada que, donde se adapta a las prohibiciones alimenticias musulmanas, ha cambiado la carne de cerdo de la receta china por carne picada de vaca o pollo. En las comunidades no musulmanas el plato incluye también trozos de char siu, barbacoa de carne de cerdo al estilo cantonés.

Utiliza fideos de huevo blanqueados en la misma sopa donde cuece el wonton. Esos fideos se presentan con un rehogado de tallos de chye sim u otras verduras y aderezados con chalotas fritas, salsa de ostras, salsa soja y pasta de chile sambal. Esta salsa oscura caracteriza también este plato, en Penang o en la capital malaya, frente a las versiones de Hong Kong, con fideos claros.


En esta ocasión, el wanton cocido se presenta en platillo aparte:

En el ya citado restaurante nyonya Daily Kopitiam, en Kuala Lumpur, probamos este Lam Mee. En este plato, unos fideos gruesos se combinan con pollo, gambas, carne picada, col china (pak choi) y brotes de soja (nga choy). El caldo, conseguido tras horas de cocer huesos de pollo y costillas de cerdo, está espesado con almidón.



Restaurante LAV León: el menú-recreo

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En pocos sitios nos hemos divertido tanto en una comida como en la visita  que, el pasado sábado, realizamos al Restaurante LAV (Av. Padre Isla, 1), de León. Teníamos ganas de conocer este restaurante que, con menos de un año de apertura, ha trascendido ya los territorios de una ciudad donde, es sabido, se come especialmente bien. No es extraño que amigos leoneses nos lo recomendaran como un firme candidato al estrellato Michelín, a poco que se asiente. LAV es el acrónimo de Laboratorio Alfonso V, el espacio de experimentación gastronómica del hotel del mismo nombre, con vistas a la plaza de Santo Domingo, puerta de entrada a barrios tan gastronómicos como El Húmedo o El Romántico. Realicé esta visita con mi hija Mercedes Ruiz, autora de estas fotografías, además de llevar la versión Instagram de este Cádiz Gusta.

Vista del interior de LAV León (foto del Facebook del restaurante)

Su joven propietario, Antonio Vázquez, creador de otras propuestas tan interesantes como su niMú Azotea o Casa Mando, ha reunido para este laboratorio un brillante equipo joven, que ofrece entre semana un Menú Exprés, a 30 euros, y, todos los días, un Menú Degustación, a 35 euros. Dirigiendo la cocina está el chef leonés Javier del Blanco, con experiencia previa en locales del prestigio del Nerua Guggenheim Bilbao o en una de mis debilidades leonesas, el gastrobar Clandestino. Propone una reinterpretación del recetario tradicional leonés, con mucha importancia a los ingredientes locales, con técnicas modernas y diálogos étnicos con otras cocinas, especialmente asiáticas. Como jefe de sala ejerce Daniel Giganto, formado como sumiller en El Bulli y bartender en Diverxo, y con experiencia en el negocio familiar, el Restaurante Amancio, además de ganador, hace tres años, del I Campeonato Nacional de Tiraje de Cerveza Estrella Galicia. Él es el encargado de gestionar la bodega, con más d e120 referencias, y ofrecer dos posibilidades de maridaje, con bebidas sin alcohol o alcohólicas, con propuestas que realmente sorprenden.


Probamos el Menú Degustación, que incluye hasta ocho pases, con cuatro de ellos sorpresa y los otros cuatro escogidos por los comensales de una lista de propuestas. Ese es el primer momento divertido de esta comida que también cuida de las puestas en escena, buscando la complicidad en el juego que propone. Nada más entrar, te ofrecen una cartulina donde, cada comensal, marca con un color distinto sus preferencias. En este pase, te ofrecen una copa (escogí una Manzanilla Viva La Pepa, de Sánchez Romate, que es el vino propuesto para maridar los aperitivos) y te traen una tapa sorpresa. En este caso, unas Piedras de foie, un bombón helado de chocolate amargo relleno de foie. Se presentan en una caja con cantos rodados.


Ya elegido el menú, para dos personas, pasamos a la cocina, donde, tras presentarte al chef, una cocinera realiza delante tuya un plato sorpresa. En esta ocasión, pudimos conocer la preparación y probar este Cono de steak tartare, con un cucurucho de galleta con chile rojo, relleno de espuma de patata y una bola de tartar de carne, como si fuera una bola de helado. Sobre la bola van unas gotas de ketchup con crema de pimiento choricero y unas esferificaciones de wasabi. Se acompaña de una micropipeta con yema de huevo, que nos aconsejan vaciar sobre la crema de patatas justo antes de comer todo en un bocado. Lo maridan con un zumo de naranja y jengibre, presentado en tubo de ensayo.


Tras este showcooking, pasamos a la mesa, donde se sirven los aperitivos elegidos, tres por comensal. Maridados con la citada Manzanilla Viva La Pepa. Empezamos con esta Gyoza de botillo con kimchy de fresa. La empanada japonesa viene rellena con las carnes del botillo leonés (rabo, costillas). En frasco cuentagotas aparte, el kimchy de fresas, con un fermentado muy suave, más cercano a la versión japonesa de la receta.


Otro aperitivo es este Macaron de cocido leonés. La galleta francesa de clara de huevo y almendras molidas viene rellena de los ingredientes del cocido. Se acompaña de botellita con el caldo concentrado de ese mismo cocido.


Seguimos con la Croqueta de manzana y foie, empanada en panko.


Seguimos con este Gazpacho andaluz de sólido a líquido. La receta se presenta en dos texturas, una gelatinosa y la otra líquida, en cápsula de vidrio, de sabor tradicional.


Terminamos los aperitivos con este Nigiri de morcilla y pera. El arroz de la receta japonesa lo aporta aquí una morcilla de arroz del tipo de las de Burgos. Viene envuelta en una finísima capa de tocino de jamón.


Pasamos a las Cremas y sopas. Las maridamos con un clarete, mezcla tradicional de vinos tintos y blancos. Cada uno escogió una de las opciones. En esta primera, una Crema de pote con albóndiga de cecina de chivo. Con la berza y otros ingredientes del pote se prepara esta crema.


En la segunda opción probamos esta elaboración: La Maragatería, el cocido al revés. Se presenta en dos vuelcos: en el primero, el caldo, muy sustancioso, con las verduras talladas y unos tallarines; en el segundo, presentado en vaporera de bambú, un bao cocido al vapor y relleno del compango (carnes) del cocido maragato y un humus hecho con los garbanzos del mismo cocido.


A continuación probamos los platos de pescado. En la primera opción, Bacalao a la llama con caldo de sopa de ajo.


La siguiente opción elegida fue el "Pescado diario de la lonja" que, en esta ocasión, era una Merluza en salsa de cítricos. Reconocimos, entre los ingredientes, berberechos, salicornia y una espuma de cítricos.


Pasamos a los platos de carne. Maridados con cerveza artesana. La primera opción elegida fue este Confit de pato con crema de berenjenas ahumadas. Se acompaña de pasta orecchiette aderezada con esa crema de berenjenas ahumadas, maíz y una salsa de setas shiitake.


La otra opción que elegimos fue la de la "carne fresca de temporada" que, en esta ocasión, consistía en un Canelón de pollo y bogavante, que llevaba puré de apionabo y galleta de queso Pata de Mulo.


A continuación llegó el Pre-postre sorpresa: un cóctel de Espuma de piña asada y lima, presentada en un vaso de precipitado:


Los postres vinieron maridados con un gin-tonic de Gin Mare con hilos de chile, tónica y un sirope casero de mango. Entre los postres uno eligió esta Sacher LAV, su versión de esta tradicional tarta austriaca de bizcocho de chocolate y mermelada de albaricoque. Venía acompañada de un helado de frambuesa.



La otra opción elegida fue esta Tarta de zanahoria, donde una gelatina de zanahoria cubría, entre otros ingredientes, una mousse de mantequilla. Se acompaña de helado de vainilla:


Tras el café nos sirvieron unos Petit fours sorpresas. Trajeron unos Macaron con crema de queso y petazetas de fresa y unas Espumas de maracuyá:




XIII Feria Gastronómica de la Bahía (San Fernando)

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Hasta este lunes 25, se viene celebrando en el Parque Almirante Laulhé, en San Fernando, la XIII Feria Gastronómica de la Bahía, organizada por ACOSAFE (Asociación de Comerciantes de San Fernando). 


En esta edición son 22 los establecimientos participantes:
La Ceterilla & Loro Rojo, Las Cositas Buenas de Galea,  La Candela (Cádiz), Cervecería La Teja, El 40 & Cuatro, Cervecería-Marisquería 3×5, Venta de Vargas, Restaurante Puente de Hierro, Fogón de Mariana, La Pajareta, Salinas San Vicente Catering, Restaurante Casa la Titi, DeJavier Tapería, Restaurante Lata-Barra, La Flamenquita & La Reja, Restaurante Pizzería Montjuic, Casa Miguel-Bodegón de Miguel, Cervecería La Gran Vía, La Fieera Pizzería, Ñan Ñan, El Aceite, La Cepa.

El jurado ha otorgado los siguientes premios (fotos de Acosafe):

Primer Premio:
Salina San Vicente Catering
Espaguetis negros con crema de queso, algas y salicornia (sal de hielo natural)


Segundo Premio:
Restaurante Puente de Hierro
Caldillo de perro a la andaluza con ali oli de naranja amarga


Tercer Premio:
Restaurante Lata-barra
Tataki Japo-Gades


Realizamos una visita a la Feria en la noche del sábado 23, con un extraordinario ambiente de público. La Feria mantiene el elevado nivel al que nos tiene acostumbrados, con una oferta que llega hasta las 176 tapas diferentes (ocho por participante). En el recinto pudimos saludar a algunos hosteleros de La Isla, con quienes hablamos de algunos proyectos cercanos.

Aquí, dos grandes de la cocina isleña, Javier González, de DeJavier Tapería, y Miguel Ángel López Muñoz, de Bodegón de Miguel.


En la imagen, Miguel Ángel López mientras elabora unos Chicharrones de papada de cerdo, que presenta en papelón con limón y al virgen de mostaza, la tapa con la que ha concursado la Tapería La Cepa, el bar de tapas que el grupo familiar de Casa Miguel tiene en el centro comercial Tartesus, en la Loma de Sancti Petri, en Chiclana.


Javier González corta jamón, mientras nos adelanta la próxima apertura de un nuevo establecimiento de su grupo hostelero, muy cerca de su DeJavier Tapería, de la calle Real isleña. Será un local que quiere darle todo su protagonismo al producto, con marchamo de calidad.


Hicimos parada en el stand abierto, en esta Feria Gastronómica de la Bahía, por el restaurante gaditano La Candela, de Victor Piñero y Carmen Adán, a quienes también saludamos en la Feria. Probamos el plato a concurso, este Bao (bollo al vapor relleno de cerdo, huevo de codorniz y mayonesa de sriracha):


Probamos, también en el stand de La Candela, este Roti (pan indio relleno de costillas con mayonesa de Chipotle):


Venta El Pinar (Bornos)

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Visitamos la Venta El Pinar (Avda El Pinar, 2), en Bornos, a la vista de la carretera que une Arcos con Antequera. Una venta popular, con amplios salones para celebraciones. Sus especialidades son la berza, carnes a la plancha y guisos de caza, como venado o jabalí.


En esta ocasión, continuando nuestro recorrido por cocinas que siguen ofreciendo estos menús económicos, probamos dos variantes de su Menú del Día, a diez euros, con postre, pan y bebida. En ambos casos, terminamos con café.

Primer Menú del Día:
Como primer plato, elegimos este Salmorejo con su guarnición:

Como plato principal, esta Pechuga de pollo rellena de carne en salsa de almendras:

Segundo Menú del Día:
Como primer plato este Revuelto de pisto:

Como plato principal, un Entrecote de ternera a la plancha, con aliño de ajo y perejil:




Bar Antonio (Mercado de Abastos de Algeciras)

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En el interior del Mercado de Abastos Ingeniero Torroja, en Algeciras, encontramos varios bares de fritura muy recomendable. Materia prima fresquísima, un aceite limpio y la experiencia de freír con sencilla maestría son las cartas de presentación de este popular Bar Antonio, que ocupa el puesto núm. 24. Lo dirige el algecireño Juan Antonio Pinzón.


Las tapas, de un tamaño generoso, salen a un euro, y también sirve cartuchos de diferentes tamaños, para llevar. Tapas de calamares, chocos, puntillitas, gambitas, adobo de cazón, gallo o boquerones fritos.

Aquí, una tapa de Chocos fritos:

Tapa de Cazón en adobo:

Tapa de Puntillitas fritas:


Pollo (pescado) en salsa de cúrcuma

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El pollo es un pescado muy popular en puertos cercanos al Estrecho, desde Sancti Petri a Algeciras, de aspecto muy parecido al cabracho, el rascasio, la escorpora o la gallineta rosada, aunque no sea de la misma familia que estos tres últimos. El pollo, que en algunas zonas gaditanas es llamado gallineta, tiene la parte posterior de su boca azul y presenta unas bandas verticales rojas en su cuerpo. Es un pescado semigraso, de carne firme y muy sabrosa.


Pollo o gallineta. Helicolenus dactylopterus (foto de Ictio.Term)

En la pescadería nos han cortado el pescado en tajadas, con la espina en el centro. Con las cabezas, un tomate, media cebolla y granos de pimienta negra, hacemos un caldo, hirviendo veinte minutos (más tiempo, amargaría el caldo). Colamos ese caldo y reservamos.


En un fondo de aceite de oliva virgen extra, rehogamos tres o cuatro dientes de ajo. Añadimos una cucharadita de cúrcuma molida. Mojamos con tres o cuatro cazos de caldo y dejamos cocer, muy suave, unos diez minutos.


Pasamos por la batidora este caldo con ajos y cúrcuma, hasta que quede todo ligado, como una salsa ligera. Añadimos los trozos del pescado pollo, ya salados. Los dejamos cocer dos minutos, les damos la vuelta y cocemos otros dos minutos.



Guiso de papas con chopitos en su tinta

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Utilizo el nombre de chopito o choquito con el que se conoce en Algeciras, donde los conseguí, a estos chocos pequeños, de no más de diez centímetros, de dorso marrón y vientre blanco. En Cádiz, Puerto Real, Conil o Barbate se les conoce como almendritas. Mientras en Sanlúcar, Chipiona o Rota se les llama castañitas.


Chopito, Almendrita o Castañita. Sepia elegans (foto de Ictio.Term)

Comenzamos haciendo un sofrito de cebolla y ajo. Ya blandos, añadimos pimiento verde y, tras unas vueltas, un tomate, todo picado. dejamos rehogar unos cinco minutos, que quede casi seco.


Apartamos del fuego, para que no se queme, y añadimos una cucharadita de pimentón dulce. Removemos, lo volvemos a poner a calentar y remojamos con medio vaso de manzanilla fina. Dejamos que se evapore un par de minutos. Añadimos patatas tronzadas (cortadas a trozos y chascándolas, para que quede un corte irregular), las rehogamos en ese sofrito. Cubrimos con caldo de pescado (elaborado hirviendo veinte minutos unas cabezas y espinas de pescado, tomate, cebolla y granos de pimienta).


Cuando estén tiernas (entre treinta y cuarenta minutos, según la patata), añadimos los chopitos lavados, pero dejándoles los interiores, incluyendo sus bolsas de tinta. Dejamos cocer unos cinco minutos.


Los chopitos o almendritas soltarán su tinta, que se irá mezclando con el resto del guiso. El resultado es una salsa negra espesa y muy sabrosa.







Treinta años en la gastronomía gaditana

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Hace ahora treinta años, allá por junio de 1987, presenté a un organismo municipal mi primer proyecto de libro de Cocina Tradicional Gaditana. Ya había empezado, por entonces, a encuestar a mujeres mayores en diversas localidades de la provincia, para recoger las recetas que conservaban en su memoria. Aunque no me aprobaron aquel proyecto, pone una fecha de inicio a un trabajo apasionante de investigación y difusión de la gastronomía gaditana en el que aún sigo.

(Portada interior últimas pruebas imprenta)

En poco más de mes y medio, en Ediciones Mayi, saldrá publicado el fruto más ambicioso de estas investigaciones, mi libro Cocina Histórica Gaditana, que iremos presentando aquí mismo. Mientras, he estado recopilando lo que, disperso por ahí, he ido escribiendo, contando o valorando sobre la cocina y gastronomía gaditana en estos treinta años, en artículos, conferencias, resúmenes de intervenciones, participación en asociaciones gastronómicas o jurados, etc. Queda compartido aquí: 




Restaurante "El Astillero" (San Fernando)

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Visitamos el Restaurante El Astillero (Avda de La Carraca), en San Fernando. Emplazado en una de las naves del Polígono Puente de Hierro, destaca su decoración industrial, con grandes murales alusivos a la construcción naval y a buques de la Armada, obras de los grafiteros Abraham Castro "Caos" y Adrián Santos, unidos en la empresa Whole Grafix, autores del que, ahora mismo, es el mural más grande de España, en las bodegas jerezanas de Páez Morilla.

En ese emplazamiento, su oferta viene claramente dirigida a los trabajadores y militares de las muy cercanas Factoría Navantia y del Arsenal de La Carraca. Con un buen surtido de bocadillos tamaño XL, en especial el de tortilla de patatas hecha al momento, tiene también una honesta oferta de Menú del Día. Presentamos aquí dos de esos Menús diarios, de lunes a viernes, a 8 euros.

Primer Menú
Empezamos con unos Fideos marineros. Emplea espaguetis cortados, en un guiso en amarillo con almejas y chocos.


A continuación, elegimos  Cazón sin adobo frito:


Como postre, Tarta de chocolate blanco:


Segundo Menú
Empezamos con Ensaladilla de pulpo a la gallega:


A continuación, Flamenquines:


Como postre, Mousse de chocolate:


Agar Agari visita el Restaurante El Rinconcito (Cádiz)

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Para la ocasión, nos reunimos la Asociación Gastronómica Cultural "Agar Agari" en el Bar Restaurante El Rinconcito (c/ Antonio Machado, 14), como parte de una excursión para conocer la oferta gastronómica del popular barrio gaditano del Avecrem. La expedición incluyó una primera parada en el Ultramarinos Eusebio, más conocido por Los Relojes, y fin de actividades en el Bar Ito. Ya escribimos en este Cádiz Gusta, hace un par de años, un reportaje sobre El Rinconcito, un espléndido bar restaurante de cocina tradicional gaditana, que puede incluir, según el día, desde Sopa de tomate a Chocos en salsa o Cocido de Calabaza y judías verdes. Además, de freírse aquí muy bien el pescado.

En esta ocasión, comenzamos en la barra con unas Quisquillas fritas (sin foto) y, ya en mesa, este Hígado de cerdo aliñao:

Luego, Fideos con almejas y gambas:

Seguimos con Albóndigas de choco en salsa verde:

Aquí, unos Salmonetes fritos:

Luego, Cazón sin adobo frito:

Caballa en adobo frita:

Empezamos las carnes con estos Pinchitos morunos:

Luego, Flamenquín:

Y terminamos con estas Lágrimas de pollo al curry:






Taller de Paellas en Foodie Cádiz

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Desde su apertura, en julio de 2015, Foodie Cádiz (c/ San Germán, 3, junto a las murallas de San Carlos) se ha consolidado como el más multifuncional y estimulante de los espacios gastronómicos de Cádiz. Desde entonces, Paula Varela, Carlos de la Rosa y Fernando Conde han ido ampliando el contenido de este contenedor cultural, creado no sólo para disfrutar con la comida sino también para comprenderla. Esta propuesta de descubrimiento incluye catas, encuentros temáticos, divertimentos, celebraciones o, incluso, sesiones de dinámica de grupos (team building), donde la cocina sirve para promover la cohesión y la desinhibición dentro de una empresa. En este juego de descubrimientos, porque se trata de no dejar de jugar, incluyen sus Talleres. Si hace unos meses ya asistimos al Taller de iniciación a la cocina española, ahora hemos participado en uno sobre la elaboración de paellas. O, como precisó un valenciano presente, de "arroz con cosas", para dejar claro que el fundamentalismo en cocina (también paellil) empobrece los platos.


Paellas (Vegetariana y de Choco, pollo y longaniza)
Se realizaron dos paellas (tomando el nombre del recipiente donde se cocinan). Una vegetariana, con judias, guisantes y alcachofas, y otra que además incluía choco, pollo y longaniza. En ambos casos, se tenía preparado un buen caldo, en un caso sólo de ingredientes vegetales y en el otro, de carne. Explicaremos la técnica de elaboración de esta paella más completa, que sólo cambia en la vegetariana por los ingredientes empleados.


Empezaron rehogando en aceite de oliva virgen extra los trozos de choco, no más de cuatro minutos, para que no endurezcan. Se apartan. En ese mismo aceite, se refríen cebolla y pimientos verdes y rojos, troceados. Se añaden los trozos de pollo y longaniza.  Se ponen los tomates, picados, y los ajos, que se han rallado, o triturado muy fino.

En ese sofrito, se rehoga el arroz, a la vez que guisantes y judías verdes.


Se cubre todo con el caldo correspondiente. Se deja hervir hasta que el arroz esté casi hecho.


Ya tierno el arroz, con el fuego apagado, se ponen los trozos de choco por encima. Se cubre la paella con papel estraza y se deja reposar entre cinco y diez minutos.


Este es el resultado final, ya en el plato:


Sangría
Lo acompañamos con una sangría. Se corta en cuadritos distintas frutas (manzana, naranja, limón) y se les añade un vasito de ron blanco, otro de vodka, otro de zumo de limón y otro de azúcar blanca. Se dejan macerar como una hora.

Después se les añade un litro de vino tinto y otro de agua con gas o gaseosa (se usó Seven Up). El hielo puede ponerse en la cubitera donde mezcla todo, o directamente en los vasos.


Como platos previos a la paella, tomamos unas Papas aliñás y unas Rebanadas de pan con tomate y jamón.

Papas aliñás
Papas nuevas cocidas y aliñadas, aún en caliente, con aceite de oliva virgen extra. En esta ocasión no llevaban vinagre. Una pequeña encuesta entre el grupo confirmó que la mayoría lo usa, vinagre de Jerez envejecido, aunque en muy pequeña cantidad. Se termina con cebolla fresca morada y perejil.


Pan con tomate y jamón
Se untan las rebanadas de pan viena, cortadas sesgadas, con tomate triturado entero, con su piel.  Se echa un chorreón de aceite de oliva virgen extra. Encima, loncha de jamón.


Aquí las entradas:


Trenzas de chocolates
Como postre, se elaboraron dos trenzas de chocolate. La primera de chocolate negro con nueces y la segunda de chocolate blanco con arándanos secos macerados en vodka, hasta que se hidraten completamente.

Precalentamos el horno a 200 ºC. En ambos casos, trabajando sobre papel vegetal untado de mantequilla, para que no se pegue, se coloca una tableta del chocolate elegido sobre una placa de masa de hojaldre. Echamos por encima el otro ingrediente elegido (nueces o arándanos macerados). Cortamos los extremos de la placa, como en la foto, y hacemos flecos diagonales, del tamaño de las porciones de chocolate. Cerramos la parte superior e inferior de masa y, sobre éstas, vamos intercalando las tiras de un lado y otro, hasta que quede la tableta completamente tapada.


Pintamos con huevo batido y espolvoreamos por encima una mezcla de azúcar moreno y blanco (uno funde mejor y el otro le aporta crujiente). Horneamos unos veinte minutos.

En la imagen de la derecha, trozos ya horneados de las dos trenzas de chocolate.



La cercanía del Tosantos tradicional al Halloween

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Cada primero de noviembre se produce un intenso debate, tan emocional como poco fundamentado, sobre la sustitución de “nuestras” tradiciones del Tosantos por las foráneas del Halloween. He entrecomillado lo de “nuestras” porque dar algo tradicional por cerrado, y no abierto a sucesivas aportaciones, es no entender el sentido de asimilación de lo tradicional. Con un ejemplo culinario muy sencillo: a nadie se le ocurre rechazar, por poco tradicional, un plato que incluya patatas, tomates o, algo tan asociado a esta fiesta, como el boniato; ingredientes que, en su momento, fueron muy foráneos. El debate, además, obvia también que todas las manifestaciones tradicionales están relacionadas.

(Imágenes mercado de Tosantos en Algeciras, 2015)

El Tosantos nació como una fiesta que cristianizaba la celebración pagana de la recogida de los frutos de otoño y nuestra relación con la muerte. No es casual que se implantara precediendo el día de difuntos. Los mercados han cambiado, teniendo disponibles todo el año esos frutos antes estacionales, y también han cambiado los ritos funerarios, con incineraciones y cenizas esparcidas por mar y tierra, en lugar de un nicho físico donde encontrarnos con nuestros muertos.

(Imágenes mercado nocturno de Tosantos en Algeciras, 2015)

Si ha cambiado tanto lo que se celebra, no ha de extrañar que cambien también las maneras de celebrarlo. Pero la aceptación del Halloween también se explica porque, en su origen celta, forma parte de nuestro propio pasado ritual. Antes, por supuesto, de que se infantilizase y se mezclara con otras costumbres, cuando los irlandeses llevaron esta celebración a Estados Unidos. Y, desde allí, nos la televisaran.

Esa noche de Samhain, que celebraba la terminación de las cosechas, era la última del año. Este calendario se mantuvo hasta principios del siglo IX. Se creía que en esa noche, donde se encontraban verano e invierno, la línea que separa el mundo de los muertos del de los vivos (en la imaginería cristiana, el cielo y la tierra) se estrecha tanto que es posible pasar de uno a otro. Se encendían hogueras, o se ponían luces dentro de vegetales vaciados (nabos, remolachas y calabazas).

(Faroles de calabaza en el mercado nocturno de Tosantos de Algeciras, 2015)

También se dejaban dulces y alimentos (castañas asadas, nueces) a los muertos en las puertas de las casas. En unos casos para espantar o distraer a los espíritus malévolos, por miedo a ser llevados al “otro mundo” y, en otros, como muestras de reconocimiento y respeto a sus antepasados, espíritus benévolos a los que se invitaba a visitar sus antiguos hogares. Perdido ese nombre, pero con expresiones folklóricas comunes, también se pasean aún candiles de sandías agujereadas como rostros, en Extremadura; o farolillos de melón en las provincias de Córdoba y Jaén; o luces en botijos, en calaveras de asno o en calabazas ahuecadas como cráneos, en Castilla. Desde siglos antes de que lo llamáramos Halloween.

Cuenta Antonio Mariscal que en Arcos, el día de Todos los Santos, las familias iban de romería al cementerio o sus alrededores, para comer allí mismo, después de la visita a sus difuntos. En la casa, dejaban un melón vaciado, al que le habían dado forma de ojos y boca, que tenía una vela encendida en su interior. Como un farol de guía.

(Farol de melón. Foto del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico)

Esta casi perdida relación de naturalidad con la muerte, tenía otro hermoso ritual en Ubrique. Se celebraba allí, hasta su desaparición en los años sesenta del siglo XX, la Fiesta de los Paseos. Entonces, todo el pueblo salía a comer al campo el 2 de noviembre para que las almas de sus antepasados pudieran volver, libremente, a sus antiguas casas y disfrutar de ellas. En el campo se comían boniatos asados, frutos secos de la nueva cosecha y el primer mosto de la temporada.

Tampoco es ajena al Tosantos la dulcería cadavérica de los “huesos de santo” que, eso sí, trivializados como si fueran dedos de zombi o vampiros de chocolate, han perdido ya su antiguo sentido de reflexión moral. Ese memento moris que advertía de la fugacidad de la vida. Nacieron, probablemente, con el gran mercado medieval de reliquias religiosas. Era costumbre realizar dulces y panes que imitaban esas reliquias de santos que se veneraban (cráneos, astillas de huesos, esqueletos) y llevarlas a las celebraciones para ser bendecidas, antes de comerlas en casa. Se conserva aún una gran variedad de estos dulces en Italia: galletas de huesos de muertos, panes como manos que se unen, dedos de apóstol en mazapán, o muñecos de muertos hechos con azúcar.


Aquí sólo permanecen los que reproducen huesos, unos elaborados con mazapán y otros con masa de harina, frita y abuñuelada, que toman su nombre del santo apócrifo San Expédito. Estos huesos de santo nacionales, a diferencia de los Ossa di morto sicilianos, no reproducen el hueso completo sino sólo la caña. Hay una referencia muy interesante, a principios del siglo XVII, en el recetario barroco de Martínez Montiño, de una “fruta de cañas” que, por sus ingredientes, podría considerarse un precedente de la receta actual. Una masa fina de mazapán que envuelve un relleno de yemas de huevos duros, azúcar y auténtico tuétano de hueso de vaca. Se presentaba doblada como una empanadilla y frita, cubierta de almíbar o miel. Una no probada leyenda dice que la actual receta fue una invención de pasteleros madrileños, tras la muerte –un 1 de noviembre- del rey Carlos II El Hechizado, tan ávido coleccionista de reliquias de huesos que el pueblo aseguraba que se las comía.
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