Comimos muy bien en nuestra reciente visita al Cabo de Gata, pero si tuviéramos que hacer una única recomendación, por la calidad y elaboración de su cocina y por el encanto exquisito del lugar donde se ofrece, sin duda que esta Casa Raro en la Haima es nuestra favorita. La poeta y editora Rakel Rodríguez, de Ediciones RaRo, y el cocinero Emilio Gómez Fesser trasladaron, en el 2016, Casa RaRo, su "casa de comida y libros", a esta Haima marroquí ubicada en el complejo de Casas Rurales del Molino de Fernán Pérez. Esta hermosa pedanía de Níjar, de apenas 350 habitantes, aún conserva el encanto tranquilo del Cabo de Gata, a pesar de estar a sólo nueve kilómetros del desarrollismo de Las Negras.
Casa RaRo en La Haima de noche (foto de Ediciones RaRo)
Este molino (aquí cómo llegar) es un lugar muy literario, citado por Juan Goytisolo en su "Campo de Nijar": "Recortado contra el cielo, en un ribazo, se divisa un molino de velas, como los que giran en el campo de Cartagena, entre La Unión y Los Alcázares. Antiguamente había muchos en la región, pero, en la actualidad, casi todos se baten en ruina. El de Fernán Pérez rueda aún, con un crujido sordo, y desde lejos, parece una flor de pétalos inmensos y abarquillados". Rakel Rodríguez programa aquí numerosos recitales y presentaciones de libros y revistas, como "La Última", con textos de artistas que han terminado por residir, a tiempo parcial o completo, en este tan apetecible rincón creativo.
Recital de María Ruiz Faro en Casa RaRo en La Haima, 2 de junio de 2017
La poesía continúa su diálogo con la cocina que aquí se disfruta. Los manteles incluyen poemas de Rakel Rodríguez o portadas de los libros que edita RaRo. La propia Carta, en lo que tiene de poética recreación de la felicidad o del conocimiento vividos, recorre lo aprendido en los largos viajes por la cordillera andina o el sudeste asiático, así como la propia experiencia laboral de Emilio Gómez Fessel en una cevichería de Londres o en un restaurante en Hong Kong.
En las dos visitas que realizamos a esta Casa Raro en La Haima, probamos algunas especialidades que, muy bien armonizadas, ofrecían un chispeante viaje alrededor de su memoria del mundo.
Este Ceviche peruano, con leche de tigre de ají amarillo. Elaborado con corvina, se acompaña de motes de maíz blanco y unos chips de boniato frito.
Pudimos probar un chupito de esta Leche de tigre con ají amarillo:
En Carta tienen también un Ceviche mexicano, donde el pescado está macerado en lima y tequila. Se presenta en copa de cóctel, que se vuelca como un molde, en capas de guacamole, ceviche y tomate, que se acompaña de un chupito del jugo de maceración con tequila:
De entre los pintxos, en un formato de tamaño muy generoso, probamos este Bun de cangrejo. Realmente espectacular. Un bao bun negro, pan chino al vapor coloreado con tinta de calamar, que se rellena con carne de cangrejo rebozada en panko y frita, un instante, en aceite muy caliente. El resultado es una cobertura crujiente, quedando el cangrejo muy jugoso en su interior.
Probamos también sus Manitas de cerdo rellenas de Trompetas de la muerte. Plato muy elaborado: las manitas se cuecen, se deshuesan y se les da forma de rollo, con las setas del relleno en su interior. Se congelan enrolladas, cortándose en rodajas que se pasan por la plancha al momento de servirlas. El resultado es muy meloso. Se acompaña con una salsa de chile picante.
Entre sus platos del mundo, probamos estos Tacos de cochinita pibil. Tortillas elaboradas en el propio restaurante, con la carne de cerdo cocinada en achiote y desmenuzada. Se termina con cebolla roja, cilantro y el picante muy especial de un chile Scotch bonnet (boina escocesa) rojo, muy picante, con una potencia que puede alcanzar las 350.000 unidades Scoville.
Como plato asiático, escogimos este Curry rojo de albóndigas de buey y anacardos, que se acompaña de arroz Thai:
Terminamos con esta Tarta de chocolate negro, que elabora Rakel: