Iniciamos esta excursión que recorre la orilla portuguesa del río Guadiana, por las tierras más occidentales del Algarve y el Alentejo. Nada más cruzar el Puente Internacional del Guadiana, en la frontera de Ayamonte con Portugal, dejaremos a un lado las colas para registrar el vehículo para circular por las ex-Scut, y tomaremos la Salida 18, que conduce a la buena carretera IC27/N122. Un lugar que nos dijeron interesante, aunque no lo visitamos, es Odeleite. Supimos que existe un barco que hace un crucero, de hora y media, por el Guadiana desde Ayamonte hasta Foz de Odeleite. Nuestra primera parada fue en Alcoutim, a unos 70 km al norte.
Una hermosa población, de unos tres mil habitantes en sus cuatro freguesías (parroquias), donde se pueden ver los veleros que suben el río desde la turística costa del Algarve. El río ya era vía de penetración de rutas comerciales en el periodo romano. Pero la estructura del pueblo delata sus 500 años de tradición musulmana.
No tiene comunicación directa por tierra con España, justo en la otra orilla del río, pero es muy frecuente el traslado de un lado a otro, a través de barcas. Una línea marítima une ambas orillas. Justo enfrente está el pueblo onubense de Sanlúcar de Guadiana.
Vista de Sanlúcar de Guadiana desde Alcoutim.
La comida local gira alrededor de la tierra y el río. Carnes de borrego (cordero de menos de un año) y cerdo, además de abundante caza, como conejos, liebres y jabalí. El Guadiana los surte de lisas, barbos, lochas, percas y anguilas. Pero la gran reina de la cocina de esta tierra es la lamprea, con temporada de enero a marzo. Quedan pocos ríos -caudalosos, de aguas tranquilas, sin contaminación- donde aún suban a desovar. Este Guadiana es el más cercano a nosotros.
Comimos en el Restaurante Snack Bar BH (Praça da República).
Asan en parrilla de carbón, en plena calle. Nos sorprendió el asado de pollos enteros, abiertos en canal.
Comimos un Cozido de grâos; es decir garbanzos.. Cocido portugués que se presenta en dos vuelcos. Primero el caldo, con rebanadas de pan para hacer sopa.
Como segundo vuelco, los garbanzos, verduras y carnes. Un cocido que, como los antiguos nuestros, gira alrededor del cerdo: costilla, rabo, panceta.
Como siguiente plato, un Jabalí estofado. En guiso de vino tinto con cebollas, ajo, clavo, pimienta y laurel.
A `pocos kilómetros, cerca de la población de Afonso Vicente, se encuentra el conjunto de menhires de Lavajo. Es uno de los de mayores dimensiones del territorio portugués. Son dos alineamientos de menhires: el primero con tres menhires (bloque monolítico hincado en el suelo) y el segundo con cuatro estelas-menhires (ídolos erigidos como menhires), siendo visitable sólo el primero. Estos monolitos, no funerarios, son del periodo de transición entre el Neolítico y el Calcolítico (3500-2800 a.C.).