Hicimos parada en el Bar BBT Otra (Plaza de la Correderra, 15), en Hervás. Un sitio tranquilo, con terraza cómoda, para tapear o comer con sencillez. Con la bebida regalan una tapita, en nuestro caso una de arroz en paella, de buen gusto.
Gazpacho extremeño. A partir de la difusión masiva de recetarios y, especialmente, por la influencia de la televisión, que todo lo uniformiza, el gazpacho extremeño ha terminando pareciéndose mucho a eso que llaman el gazpacho andaluz, que no es más que el de tomates, uno de los muchos gazpachos que existían antiguamente y que ha borrado prácticamente a todos esos gazpachos verdes (de hierbas) y blancos (de cebolla), ahora puras reliquias díficiles de encontrar.
Cuenta Dionisio Pérez, en 1929, que el gazpacho extremeño, a diferencia del andaluz, no incluye tomate en el majado, aunque sí lo añade cortado a trocitos una vez hecho, junto a guarnición de cebolla picada. Sería un estado intermedio entre los gazpachos blancos y el de tomates. Como hemos visto esta diferencia ha terminado por desaparecer. Actualmente, muchos de estos gazpachos extremeños llevan pimentón, que el andaluz no lo lleva. El que probamos en el BBT Otra nos supo a pimentón dulce, aunque al preguntar nos dijeron que no lo llevaba.
Probamos el Zorongollo, una ensalada muy popular en la comarca de la Vera, de pimientos rojos asados y cebolla en juliana. La pena es que usaron pimientos de bote. Es un plato que aprovecha los pimientos que llegaron de América y que, por el clima, tan pronto se aclimataron en la Vera, dando allí hoy otro producto tan importante como el pimentón. El plato (no confundir con el Zarangollo murciano, revuelto de calabacines y cebolla) puede llevar una guarnición de huevos duros o pescado en escabeche.
Seguimos con este Rabo de ternera. Un corte de carne gelatinosa que, en tiempos pasados, era considerado menor pero que ya tiene ahora el reconocimiento que merece. Aquí es carne de calidad reconocida, amparada por la IGP Ternera de Extremadura, de animales en un sistema de crianza extensivo en las dehesas. Las recetas extremeñas del rabo suelen llevar ñoras en el sofrito (cebolla, ajo, pimiento, cebolla), guisarse en vino tinto y tienen ese toque inconfundible del pimentón ahumado de la Vera.
Terminamos esta comida contundente (sin postres) con unos Morros de cerdo. Un plato de casquería extremeña que empieza a ser difícil de encontrar, como explicaba Alonso de la Torre en este artículo, La ruta del morro, de 2016, un año después de que Cáceres fuera Capital Española de la Gastronomía. Con morros asados hacen un picadillo descomunal, el Escarapuche. Una ensalada que también hacen con la careta entera del cerdo, el Pestorejo. Las preparaciones extremeñas para guisar estos morros (a veces cocidos antes), suelen llevar un sofrito de cebolla y ajo, laurel, pimentón de la Vera (dulce o picante), tomate frito y unas rodajas de chorizo. Quedan una salsa ligada y bien espesa.