Asistimos a la presentación en Cádiz de los primeros vinos de autor elaborados por el enólogo jerezano Santi Jordi, presidente de la Federación de Asociaciones de Enólogos Españoles. El acto era el último de este año del ciclo "Experiencias Gastronómicas", que organiza el Hotel Playa Victoria de esta localidad, con el asesoramiento -como en otras ocasiones- del blog Tubal. Fue precisamente uno de los dos integrantes de este prestigioso blog, Juan Antonio Mena, Formador homologado y Técnico avanzado del vino de Jerez, quien se encargó de presentar a Santi Jordi. El acto fue introducido por Rocío Sutil, directora del Hotel Playa Victoria.
Juan Antonio Mena y Santi Jordi, junto a los vinos que se presentaron
Actualmente Santi Jordi trabaja en once proyectos que, en principio, incluyen siete marcas de vino propias. Como tales "vinos de autor," se tratan de vinos muy especiales, diferentes, productos de la creatividad personal de quien los diseña y elabora. Con un sentido de proyección comercial distinta a las de vinos de gran tirada, son vinos de producción pequeña, con pocas botellas en cada añada, señaladas incluso por características distintas de un año a otro.
En esta presentación dio a conocer tres de sus nuevos vinos: Margarito&Amapolo, Ser o no Ser, y Flor de un día.
Para sus proyectos, Santi Jordi escoge pequeñas bodegas de diferentes zonas productoras españolas y trabaja con variedades autóctonas de esas zonas, elaborando con una intencionalidad creativa y personal estos vinos, artesanales en su mimo. Son una apuesta por la diversidad, que huye de tópicos y modas. Como dijo recientemente, en una entrevista a Vinetur: "Las modas hacen crear un mercado plano, monótono y homogéneo que empobrece la riqueza vinícola de nuestro país".
Mesa de cata, con los tres vinos de la presentación
Empezamos la cata con su Margarito&Amapolo, un vino que -como dijo- le tiene un especial cariño, pues ha podido crearlo a partir de viñas propias en una finca familiar de dos hectáreas cerca del monasterio de La Cartuja, en el término de Jerez. El nombre del vino viene de un recuerdo personal. Esa finca, en verano, se poblaba de una flora de margaritas y amapolas, utilizadas luego en el sustrato vegetal de las propias viñas.
Vino elaborado con un 80 % de uva Petit Verdot y un 20 % de uva Tintilla. Se ha fermentado con un 20 % de raspón, de forma que el tanino natural sea el que estabiliza el vino. La crianza se hizo sobre un 30 % de lías finas. Con seis meses en botas con un 75 % de roble francés y un 25 % de roble americano. La estabilización se hizo de manera natural, sólo con el frío invernal. La producción es de sólo 1155 botellas.
En la cata apreciamos que tenía buena entrada, untuoso, de presencia muy larga en la boca, consecuencia de esa crianza sobre lías. También recuerdos minerales, de la tierra albariza donde crecieron estas viñas.
Probamos a continuación el vino Ser o no Ser, un nombre que bromea con la identidad y lo que se espera de un vino de D.O. Toro, donde se ha elaborado este vino que, precisamente, se caracteriza por lo "diferente" que es con respecto a los patrones de vinos de esa zona.
Elaborado sólo con uva Tinta de Toro, procedente de viñedos, de diferentes características de suelo, con una antigüedad de entre 40 y 55 años. Se ha fermentado como si fuera un blanco, en depósito, a temperaturas bajas, con maceración postfermentativa. Fermentación maloláctica en barricas y botas. La crianza es de 12 meses en roble francés, con un 30 % de lías finas. Se estabilizan por el frío natural. Antes de embotellar se pasan por filtro de placas. Permanece un mínimo de 12 meses en botella antes de comercializarse. Este vino seguirá creciendo en la botella. La producción es de poco más de nueve mil botellas.
En la cata, ya apreciamos que tiene menos densidad, menos cuerpo, que el esperado para un Toro. Color picota, con entrada en boca más ácida (más alcohol) que el anterior que, enseguida, se estructura y armoniza. Tiene recuerdos a fruta, a caramelo, a lácteos. Como calificó el enólogo Armando Guerra, de la Taberna der Guerrita, presente en la cata: "tiene una boca muy pulida, de tanino agradable".
En resumen, un magnífico vino de Toro muy vanguardista, que no parece un vino de Toro.
Terminamos la cata con el sorprendente y muy complejo Flor de un día. Un vino que, tras su crianza, es afinado en botas que contuvieron Palo cortado.
Elaborado sólo con uva Tempranillo, procedente de viñas muy viejas (de entre 85 y 90 años), plantadas en ladera alta, con suelos de granito, muy poco fértiles. Estasw viñas están situadas en Pedrosa del Rey, provincia de Valladolid. Están encubadas con un 40 % de raspón, y maceran en depósito de acero inoxidable, a temperatura controlada. Maceración postfermentativa previa a la fermentación maloláctica en botas de segundo año de roble francés, con parte de la crianza realizada sobre lías finas. El vino se cría durante 14 meses en esas botas de roble francés y se afina, durante 7 semanas en botas donde han tenido una crianza larga de Palo cortado. Como dijo Santi Jordi en la cata, para este vino hizo muchas pruebas y tiró mucho, porque no quería que el vino se "ajerezara", sólo quería que ese Palo aportara matices al vino tinto. Es un vino que, dijo, que mejorará en botella.
En la cata se aprecia su enorme complejidad. Cambia mucho, evoluciona, desde que se abre la botella. Tiene una entrada en boca ácida, que pronto se compensa y estabiliza. El paso en boca es muy aromático, persistente. Recuerda a frutas silvestres, a cacao, a vainilla.
Un vino interesantísimo, del que sólo quedan unas 800 botellas de las poco más de 2286 que se elaboraron. El resto se ha vendido a Estados Unidos, fruto de los dos reconocimientos internacionales que este vino ya ha conseguido, en los propios Estados Unidos y en Chile.
Junto a estos tres vinos ahora presentados, Santi Jordi tiene otros cuatro en fase de elaboración: un Albariño 2013 D.O. Rias Baixas, un Mencía 2010 D.O. Bierzo, un Prieto Picudo 2010 de Tierras de Benavente y un Verdejo y Sauvignon Blanc 2012 y 2013 de D.O. Rueda, fermentado en botas de fino y manzanilla.